JESSICA LEE CARRETERO

Hacer arte es un proceso emocional reaccionario para mí. Es una forma de identificar los aspectos más oscuros de mi propia cultura bahameña que tienen impactos negativos. Entrelazo formas de tela con objetos de cerámica en mis esculturas como dos medios hogareños y reconocibles y los saco de sus roles tradicionales. 

Las Bahamas ha heredado un tipo de batik del comercio de esclavos que es muy reconocible nuestro una vez que lo has visto y ese tejido se llama Androsia. Este tejido se enorgullece tanto de los bahameños como de los extranjeros. Los diseños de Androsia se utilizan en muchas celebraciones, como decoración, se venden a los turistas e incluso se consideran atuendos tradicionales de las Bahamas. La tela se puede pedir personalizada con el color y el logotipo de su empresa. Decidí personalizar la tela yo mismo y usar la hermosa iconografía tradicional de la isla (flores, peces, hojas de palma) junto con dichos no tan tradicionales y términos coloquiales. 

La tela que tomo está actualmente acompañada de vaciados de cuencos de cerámica. Estos tazones se rompen y se desintegran bajo su dureza, mostrando la erosión de nuestra cultura a través de la venta. La vulnerabilidad de las piezas refleja el acto sensible de criticar una cultura. De esta manera, mi trabajo se vuelve menos sobre señalar con el dedo y más sobre resaltar.

Estoy tratando de arrojar luz sobre los problemas que enfrentamos como cultura con la fabricación y venta de artículos culturales. Cuando el acto de hacer estos artículos para nosotros mismos como pueblo se haya ido, ¿seguirá siendo nuestra cultura?